Operation Avalanche

De Nápoles a la línea gótica

Diez días después del desembarco, las tropas alemanas del general Albert Kesserling comenzaron la retirada y los aliados consolidaron sus posiciones en Salerno.

El general Alexander, comandante de las fuerzas aliadas, esbozó el plan para avanzar hacia Nápoles: El Quinto Ejército de los Estados Unidos debía llegar a la ciudad cruzando el Volturno en la vertiente occidental de los Apeninos, mientras que el Octavo Ejército británico de Montgomery debía avanzar por la vertiente oriental. La marcha hacia Nápoles fue, sin embargo, todo menos fácil, tanto por las condiciones meteorológicas desfavorables como por las tácticas dilatorias de Kesseling que retrasaron el avance hacia la capital.

Muchas localidades ofrecían a los alemanes la posibilidad de obligar a los aliados a largas y peligrosas batallas que frenaron su avance: Molina di Vietri, Cava de Tirreni, Scafati.

Archivo de Estado de Salerno, lucido del campo aliado situado en Mercatello, en la zona sub de Salerno

Los aliados entran en Nápoles

1 de octubre de 1943

La operación “Avalanche” concluyó oficialmente el 1 de octubre de 1943 con la llegada del Quinto Ejército del general Clark a Nápoles, ya liberada por una insurrección de sus ciudadanos durante los “gloriosos” Cuatro Días. La conquista de Nápoles, entonces el mayor puerto de Italia y la tercera ciudad más poblada de la península, constituía el mayor éxito de los Aliados hasta ese momento en toda la campaña del Mediterráneo.

La experiencia de la ocupación militar aliada en Nápoles se ha convertido en paradigmática para comprender las complejas relaciones instauradas entre los Aliados y la población local. En sus anotaciones, el general Alexander, a la cabeza del 15th Army Group, había definido a la población napolitana como «friendly and cooperative», sin dejar de observar la creciente desesperación. Fue personalmente a Nápoles para una rápida inspección, el general notó que el puerto de la ciudad había sido saboteado y destruido, y la mayor parte por barcos hundidos.

Además de la escasez de alimentos, una de las dificultades más preocupantes era el suministro de agua potable, ya que el acueducto municipal había sufrido daños considerables por los bombardeos y los tanques se estaban agotando. En toda la zona, la contaminación del agua desencadenó epidemias de tifus y cólera.

También fueron importantes los «zona handbooks», es decir guías militares sobre las diversas zonas del sur de Italia y del Mediterráneo preparadas a medida que los ejércitos angloamericanos subían la península. Tenían por objeto proporcionar a los oficiales y soldados toda la información necesaria sobre los territorios liberados.

De la guía dedicada a Campania que data del agosto de 1943, se deduce que en Nápoles, como en las otras ciudades del Sur, el pueblo que llenaba las plazas y los callejones era el verdadero alma de la ciudad:

«Ruidosos y siempre activos, despreocupados, pero no felices. [… ] hombres gritando, mujeres gritando, niños chillando, bebés llorando, la calle que llora de vida en medio de un alboroto desconcertante, y en medio de la cual se insinuan continuamente los gritos de los vendedores ambulantes de pescado, fruta, verdura […] La calle es la verdadera casa del napolitano […] donde la voz humana, difícilmente reconocible como tal, domina todo, incluso las innumerables campanas.»

También muchas narraciones dejadas por soldados aliados en tránsito son densas de matices ricos de color, sin embargo todas estas descripciones tan vivas contrastaban con las imágenes mucho más tristes de una ciudad devastada por la guerra en el cuerpo y en el alma, al paso de las tropas.

Nápoles había sido duramente golpeada por los aliados antes e igualmente duramente devastada por los alemanes en fuga, se encontraba en una situación de enorme pobreza y con las infraestructuras destruidas.

De Nápoles a la Línea Gótica: Cassino, Anzio y Roma

El avance de los aliados desde Nápoles a Roma duró ocho meses. Después de la liberación de Nápoles, las tropas aliadas fueron frenadas por la excelente defensa organizada por Kesserling en la famosa “línea Gustav” a lo largo de la carretera entre Nápoles y Roma.

Roma ya había sido ocupada en septiembre por los alemanes que la habíamos sustraído del control italiano a pesar de que el regio ejército era numéricamente muy superior. La falta de órdenes de los altos mandos, como consecuencia de la huida del rey a Brindisi, impidió que se organizara una defensa adecuada con excepción de algunos episodios de actos de resistencia autoorganizados. La ciudad fue presa fácil del ejército nazi y formalmente declarada “Ciudad Abierta”.

Las etapas fundamentales para superar la resistencia alemana fueron el desembarco en Anzio (enero de 1944) y la batalla de Cassino (enero-mayo de 1944).

Administración Nacional de Archivos y Registros – L’attacco finale a Montecassino, dal documentario La liberación de Roma.

Los aliados, bloqueados a lo largo de la carretera hacia Roma en la altura de Cassino, intentaron desbloquear la situación gracias a una maniobra de pinzas que consistió en un nuevo desembarco (operación Shingle) en la zona de Anzio para sortear la resistencia alemana. Solo unos meses después, sin embargo, los aliados rompieron el frente de Cassino a costa de bombardeos muy pesados.

El 4 de junio de 1944, los aliados finalmente entraron en Roma.

National Archive and Records Administration – L’ingresso a Roma, dal documentario La liberación de Roma

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